martes, 28 de enero de 2014

LAS ESENCIALES RELACIONES ENTRE TEATRO Y TOROS.

Evidentemente no se trata de un blog de teatro, como puede comprobar cualquiera que se moleste en echarle una ojeada. Pero el teatro forma parte de mi vida diaria, en mayor medida quizá  en que lo forma la política, el arte y los toros; estos cada vez menos y, además, son  una Fiesta de temporada. Los toros de invierno no me atraen demasiado, salvo un libro del mismo título, creo recordar, de Alfonso Navalon. Llevo escritas una 3000 crónicas de toros en el Mundo y eso deja, naturalmente un rastro. Y un poso. Por ejemplo, me llama Elena  García Sánchez para que evoque, en un programa del Plus,  mi crónica sobre la mítica faena de Julio Aparicio a un Alcurrucén el 18 de mayo. Casi todos mis lectores coinciden en que ha sido mi mejor crónica; cosa harto difícil de dilucidar entre una cifra aproximada de 3000.  Todos saben que, para reflejar las relaciones esenciales  entre la farándula y la torería, siempre recurro al entusiasmo táurico de don Ramón María del Valle Inclán. Y que mi primer libro sobre José Tomás se tituló: Claves rituales de un enigma.

La buena gente de Nápoles millonaria, Eduardo de Filippo, dirigida por Francisco Vidal,  me pide que opine de la obra que ví el domingo en la sala TU, un espacio inverosímil que se ha inventado Alfonso Lara  que, además de buen actor,es un alma inquieta que, en  tiempos de tribulación, rige esta sala alternativa. Cumplo el compromiso de pronunciarme sobre el espectáculo, si bien las condicones en que se desarrolla no sean las más propicias para ello: un espacio asfixiante de 16 metros cuadrados que se reparten fraternalmente 11 actores y 60 espectadores. La dificultades de los intérpretes son obvias, para que el público, en unas asientos a tres bandas, no se pierda su labor, aunque el entusiasmo puede con todo. Nápoles millonaria es un buen texto de Eduardo de Filippo, sobre el Nápoles golfo y hambriento de los últimos meses de la Gran Guerra: estraperlo, engaños, sexo y amor sin esperanza, deslealtades. Y, al final, una difusa ilusión en el porvenir cargado de culpa. Y una lección de moral, pues entre esa fauna de supervivientes canallas, también existen los justos y bondadosos. Los intérpretes se dejan la piel en el "escenario"; se dejan el alma y habrá que verlos en otras condiciones menos adversas a las que, sin duda, ellos, Francisco Vidal y Eduardo de Filipo deben aspirar. Ello requerirá un replanteamiento de la dramaturgia, el espacio escénico y el aparataje teatral y un ajuste inevitable de la labor actoral que crecerá sin duda.
Es heroico hacer teatro así, heroico y loable. Hay muchos espacios en Madrid parecidos a la sala TU, pero los textos están  pensados o escogidos para esos espacios mínimos dond el teatro se vive orgánicamente, como una prolongación emocinante de la respiración de actores y de actrices. La casa de la portera, por ejemplo, o los distintos formatos de microteatro etc. No digo que, tal como está ahora, Nápoles Millonaria, pueda ir al María Guerrero o al Español, el Reina Victoria o el Alcázar u otros de menor alcurnia; pero Vidal está acostumbrado a los retos y sacrificios.

Y un encuentro que celebro, en esa función: Luis Torres al que conozco ´hace casi 30 años, cuando era un chaval y hacía de ayudante mano derecha de Antonio Guirau,  excelente profesional y hombre de bien. Durante los Sanisidros, Guirau y Torres me organizaban unas charlas taurinas matinales, después del sorteo y apartado en las Ventas, y poníamos siempre el cartel de no hay billetes. Las colas llegaban hasta la calle Jorge Juan, como si fueran a torear  Ponce o José Tomas.  Y, como repartíamos mucho juego entre los aficionados e invitados de postín, la controversia, e incluso las trifulcas, estaban aseguradas con gran júbilo de Guirau y Torres. Más tarde, y ya en mi oficio de critico de teatro,  dí en meterme con la sala de mis triunfos taurinos; no con la programación de Luis que siempre me parecio buena, sino con la sala en sí, con su materialidad de salón de actos de colegio. Hoy la Sala II es una sala ejemplar con la que sueñan las gentes de teatro. O sea que mi "ingratitud" sirvió de algo. Le pregunto por los lios de privatización del Fernan Gómez y es reacio a entrar en la cuestión. Deduzco que eso, de momento, se ha frenado y que Luis Torres atribuye buena parte del mérito del aplazamiento a Natalio Grueso;   no me extrañaría, sea cual sea la solución final, pues el otro dia le escuché a don Natalio que, con él, los teatros y, en especial el Español, nunca pasarían a manos privadas. Y en vista de que mi amigo Luis no suelta prenda, !ten amigos para esto!, nos ponemos a hablar de André y Dorine  y el  mar de lágrimas de emoción, que  cada dia inunda la Sala Pequeña, la de mis triunfos taurinos, del Centro Cultural de la Villa. Y nos tomamos un vino que, para que no puedan acusarle de malversacción de caudales públicos, pago yo. !ten amigos para esto!.

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