TITANIA REINA DE LAS HADAS, PUCK
El Miguel Mihura de hoy,
el de la otra noche, tiene que ver poco con el Mihura de antes. Hay
diferencias que debieran mantenerse a partir de esta convocatoria. Y si no se
mantienen da igual, el premio a la Mejor Actriz del Año está restaurado, no
recuperado. Antíguamente era mucho más simple, aunque tenía el atractivo de una
dotación de 100.000 pesetas. Un jurado se reunía y
decía esta es la premiada. Se le comunicaba a la ganadora, se hacía un nota de
prensa y aquí paz y después gloria. Nada, ni de lejos, parecido a este sueño maravilloso de una noche de verano en invierno
en el que durante un tiempo todas las
candidatas aspiraban a ser Titania y, como añadido, cortarle los güevos a
Overon o ponerle una cabeza de burro con o sin el beneplácito de don William Shakespeare. Licencia de las adaptaciones.
Yo me sentí Puck en algún momento de la noche,
el travieso duendecillo que enreda las cosas y hace felices a las criaturas del
bosque. Si pude ejercer de servidor
de Titania/Argüello en algún momento me siento contento por ello. Es obligación y
servidumbre de todo personaje subalterno. Y el travieso Puck, un poco melancólico y cansado, acaba prefiriendo
siempre la lealtad a sus travesuras.
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