Cuatro dias solo.
Aún vivo la íntima resaca, acuchillada por un frío súbito, del Madrid solitario y deshabitado del largo
puente. Saben cuántos libros pueden
leerse en cuatro días estando solo?.
El viernes vi en la Abadia, Arlequino il servitore di due padroni del
Teatro Stabile del Veneto. Prodigios de Comedia del Arte, prodigios de actores,
prodigios de Carlo Goldoni. Gran
acierto de José Luis Gómez traer,
aunque solo sea por dos días, el Stabile del Veneto. Y máximo acierto haber
revisado La Celestina en cuyo remake
está cumbre en todos los aspectos.
Releo un librito de Julio Valdeón que demuestra que
la primera región separatista fue Castilla que se independizó del Reino Astur Leonés en el siglo XII.
Leo Jardiel en la Checa, de Ramón
Paso; lo mejor sería verlo en un
escenario. Ahí tiene su oportunidad los teatricidas, Carmena y el malvado Feijoó,
del Matadero y por extensión, los liberticidas del Fernán Gómez. Por este libro
se entiende la aversión de Jardiel a la República; pero también se entiende al gran Jardiel, la
relación de amistad, odio, miedo y admiración entre un chequista y su
prisionero.
Territorios sagrados.
Una amiga, en tiempos afín a la
farándula, de paso por Madrid con su novio, me invita a comer en La Taberna del
Alabardero. Rechazo la invitción. La Taberna es un lugar sagrado; pese a que todavía
la bella y gran actriz que lo sacralizó, no haya aclarado el mal entendido sobre el rincón de Bergamín
y un presunto quebranto de confidencialidad.
Mi amiga de provincias me invita
a Oliver, que también rechazo. Es otro lugar sagrado. Sugiero el Gijón sabiendo que no aceptará y
que acabará mandándome a la mierda. Lo hace. Vale. Sé que, en los próximas
semanas, mucha gente me mandará a la mierda, así me voy entrenando. Tuit de una
teatrera, sabiendo que odio el tuit, que lo considero la más malvada forma de
incomunicación. Es una amiga, de esas que, con indudable ingenio, SH define “de
las que se cuelan”. Calcula que el tiempo perdido en tuits es muy superior a
una carta manuscrita o una llamada telefónica. Obviamente nos inclinamos por la
llamada. Cuando el tiempo y la autoridad lo permita.
Maria Diaz me manda un
recado; María Hervás, otra vez sola.
Aclara: soledad escénica; es el monólogo
que ya hizo y no ví…Ifigenia en Vallecas.
Amé a Ifigenia, sigo odiando a Agamenón
Clitemnestra y me conmueve Ifigenia
ante el altar del sacrificio: el ara, los chacales, las hienas, los lobos
aullándole antes del sacrificio.
En Vallecas, para abril creo, Ifigenia es una rebelde con causa, con muchas causas,
una joven airada y transgresora, delincuente, marginal dipsómana y revanchista.
En María Hervás nunca escucho un monólogo, sino una polifonía: lo llamo
monólogo poliédrico. Tengo pensado un
estudio, que acaso nunca seré capaz de escribir: Jbara, la mora de Confesiones
a Alá, Ainara la etarra de Los
Gondra, Ifigenia por el Pozo del Tío Raimundo (que acaso ya no exista) cerca del Cura Llanos, Inés Villamagna, cuyas imágenes he capturado en las redes,
la aristócrata anarquista agarrotada.
No me importa descubrir el proyecto porque
creo que soy el único capaz de escribirlo. Un amigo reciente, Javier Sandoval, que parece saber mucho
de María se ha ofrecido a ayudarme. Tampoco lo necesito, pero…bienvenido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario