Texto publicado Metropoli. El Mundo
El horror y el infierno
El horror y el infierno
Autor, José Manuel Mora.
Dirección, Carlota Ferrer. Escenografía, Mónica Borromello. Iluminación, Daniel
Picazo. Vestuario, Leandro Cano. Reparto, Carlos Beluga, Julia de Castro,
Conchi Espejo. Verónica Forqué, David Picazo, Paula Ruiz, Cristóbal Suárez,
Jorge Suquet, José Luis Torrijo, Guillermo Weickert. Escenario, Teatro Español.
Tres asteriscos.
“No sé qué tienen las flores,
Llorona, las flores del camposanto que, cuando las mueve el viento, parece que
están llorando” Los cuerpos perdidos. Un acierto absoluto el cuadro final. José Manuel Mora ha escrito un texto confuso,
sin aliento poético, incapaz de rebasar el ámbito narrativo para trascender o
acentuar el horror. Ciudad Juárez fue el terror en estado puro, el infierno de las mujeres. Al
fondo, siempre, los compases de Llorona.
Quizá un texto sea incapaz de fijar el horror y sus límites. Quizá el horror es
el horror, sencillamente.
Cuatrocientas mujeres sepultadas en un
desierto putrefacto, Los cuerpos
perdidos. Esa fue la realidad. Muerte en las arenas tórridas. Cuatrocientas
muchachas bajo la piel de un desierto calcinado. Y un inocente declarado
culpable. Todo el mundo lo sabía y todo
el mundo lo callaba. Montaje de un erotismo grotesco, picassiano, penes de
atrezzo, simbología primaria y salvaje. Carlota Ferrer, a veces en la cumbre y
otras en el desconcierto. Sensibilidad de la directora, con intérpretes y
público, sin ceder a fáciles tentaciones exhibicionistas innecesarias.
Excelente trabajo actoral. Máscaras en los bordes de la locura.
Un
texto de Bolaños sobre el tema sirvió hace tiempo para que Alex Rigola consumase
uno de sus montajes más crueles y refinados. Y la pesadumbre de un espectáculo fallido en parte, porque
falla el texto de un autor otras veces
con mejor pulso.
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