domingo, 13 de septiembre de 2020

EL COYOTE, SANDOKAN y EMILIO SALGARI

  MIS FUENTES LITERARIAS.

Estoy hablando del futuro cuando quizá no tengamos futuro. No es cuestión de añorar un pasado cuyas fuentes literarias para mí  fueron El COYOTE, de J. Mallorqui y las novelas  del oeste de Marcial Lafuente Estefanía, poco recomendables para mis altas aspiraciones y con gran disgusto de mi madre. Cuando era adolescente, recién salido de la infancia o acaso con la infancia sin terminar, no me preocupaba cuál pudiera ser mi futuro. Quería ser escritor y cuando llegué al Seminario, me convencieron de que podía serlo. Uno de los profesores nos leía las novelas de piratas y aventuras de Emilio Salgari y, en algunos casos, los viajes visionarios de Julio Verne. El  protagonista de las novelas de Salgari   se llamaba Sandokán y era muy valiente y  luchaba contra los que le habían robado sus riquezas y  contra  piratas de muy malas intenciones. Los piratas de la Malasia; no es necesario irse tan lejos; basta con asomarse a la política española.

 Mis fuentes literarias no mejoraron sensiblemente de aquellas  que disgustaban a mi madre. Pero esa clase era muy divertida y estimulaba la afición  a la lectura, que yo creo era lo que pretendía ese profesor. Luego vinieron los clásicos del Siglo de Oro y sobre todo Cervantes y el Quijote, pero primero fue Salgari. En casa yo leía todo lo que caía en mis manos, a escondidas de mi madre y por las noches en la cama con una linterna. Y como mi padre era peatón-cartero además de herrero y tabernero, y mi madre muy aficionada a la lectura, en casa no faltaban libros ni revistas. Yo estaba convencido de que el futuro no sería un azar, sino algo construido por mí mismo; lo cual no ha sido cierto del todo. Y mi imagen de escritor libre, bohemio, mal vestido y hambriento la tenía muy perfilada; peligrosamente perfilada, aunque por fortuna nunca sucumbí a ella. Desde la gallofa bohemia se me han visto con frecuencia tendencias burguesas,  y desde la burguesía de orden, actitudes disolventes.

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