domingo, 27 de diciembre de 2020

 

Siempre Caneja. Pintor de culto

La Fundación, dirigida por Rafael del Valle, va a reeditar un primoroso libro sobre Caneja, sus versos, sus dibujos, sus cuadros.  Palencia les debe mucho a Caneja y a Isabel. Les debe en primer lugar una Fundación que atesora lo mejor de la obra de Caneja, una antología inigualable de unos sesenta cuadros que Isabel Fernández Almansa eligió por sí misma sin admitir imposiciones, a lo más alguna mínima sugerencia mía. A la puesta en marcha, en sucesivas etapas,  han contribuido decisiva y desinteresamente algunos palentinos: el principal el ya citado Rafael del Valle. El primero creo que fue un alcalde de Alianza Popular, un médico llamado Antonio Encina, manco y cirujano, creo, lo cual me pareció siempre un milagro. Luego, otro alcalde Heliodoro Gallego, del Psoe,  se encargó entusiastamente, sin partidismos, de dinamizar la cuestión. Ni con una formación política ni con otra tenían nada que ver Isabel ni Juan Manuel, comunistas históricos y en cierta medida disidentes de las nuevas directrices, acaso inevitables, que se empezaban a perfilar en Izquierda Unida. Eso nos ocurría a todos los que procedíamos del PCE clandestino, como Isabel y Juan Manuel, que aceptaron gustosos la intervención de Antonio Encina. De ello Caneja dejó constancia en un cartel memorable que decía “¡viva el señor alcalde!”. Encina visitó varias veces el piso de Manuel Cortina 11. Nos citábamos en la cafetería de abajo, a veinte metros del portal

La persona que más ha contribuido a la consolidación del canejismo en Palencia ha sido Rafael del Valle, que ha conseguido hacer de la Fundación el centro cultural de la provincia. No digo que Rafael del Valle sea el que más sabe de Caneja: digo que ha sido un valedor incuestionable.  Es historiador, pero es sobre todo canejista. Después vinieron algunos canejistas de ocasión y oportunidad,  que apenas han dejado huella, aunque su fervor canejiano nadie pueda discutirlo.

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