Siempre Caneja. Pintor de culto
La Fundación, dirigida por Rafael
del Valle, va a reeditar un primoroso libro sobre Caneja, sus versos, sus
dibujos, sus cuadros. Palencia les debe
mucho a Caneja y a Isabel. Les debe en primer lugar una Fundación que atesora
lo mejor de la obra de Caneja, una antología inigualable de unos sesenta
cuadros que Isabel Fernández Almansa eligió por sí misma sin admitir
imposiciones, a lo más alguna mínima sugerencia mía. A la puesta en marcha, en
sucesivas etapas, han contribuido
decisiva y desinteresamente algunos palentinos: el principal el ya citado
Rafael del Valle. El primero creo que fue un alcalde de Alianza Popular, un
médico llamado Antonio Encina, manco y cirujano, creo, lo cual me pareció
siempre un milagro. Luego, otro alcalde Heliodoro Gallego, del Psoe, se encargó entusiastamente, sin partidismos,
de dinamizar la cuestión. Ni con una formación política ni con otra tenían nada
que ver Isabel ni Juan Manuel, comunistas históricos y en cierta medida
disidentes de las nuevas directrices, acaso inevitables, que se empezaban a
perfilar en Izquierda Unida. Eso nos ocurría a todos los que procedíamos del
PCE clandestino, como Isabel y Juan Manuel, que aceptaron gustosos la
intervención de Antonio Encina. De ello Caneja dejó constancia en un cartel
memorable que decía “¡viva el señor alcalde!”. Encina visitó varias veces el
piso de Manuel Cortina 11. Nos citábamos en la cafetería de abajo, a veinte metros del portal
La persona que más ha contribuido
a la consolidación del canejismo en Palencia ha sido Rafael del Valle, que ha
conseguido hacer de la Fundación el centro cultural de la provincia. No digo
que Rafael del Valle sea el que más sabe de Caneja: digo que ha sido un valedor
incuestionable. Es historiador, pero es
sobre todo canejista. Después vinieron algunos canejistas de ocasión y
oportunidad, que apenas han dejado
huella, aunque su fervor canejiano nadie pueda discutirlo.
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