domingo, 31 de enero de 2021

 

Las Pandemias benéficas

Nuevo libro de Antonio Garrigues Walker, SOBREVIVIR PARA CONTARLA. Una mirada personal a la pandemia y al mundo que nos deja. Garigues es un jurista de prestigio internacional, un poeta y un filántropo en el sentido más humanista y comprometido del término. Su mirada trata de ser justa y equidistante pero nunca neutral. Ha pasado el Covid. Es pues una autoridad sobre la cuestión y no elude enfocar ésta en lo que tiene de prueba solidaria y esperanzada. No le quita tragedia, pero resalta lo positivo de otras pandemias, definitorias de la historia desde la peste de Atenas, en el siglo de Pericles, hasta nuestros dias. No hay razón para pensar que la actual desolación nada tenga de benéfico. Este libro es continuación y consecuencia del publicado en 2018 en colaboración también con Antonio García Maldonado, al que Garrigues atribuye buena parte de los méritos que pueda tener.  No es imposible estar de acuerdo con su verdad preferida, ¨estamos inmersos en un cambio de época y por lo tanto en una época de cambios¨ Parece una verdad de Perogrullo, pero las verdades de Perogrullo son más complejas que su apariencia, siempre lo han sido y seguirán siéndolo. Está época podría ser considerada una guerra fría con la diferencia de que en EE UU está, estaba  cuando el libro se escribió, un tal Trump,  al que yo considero un cadáver político con claro horizonte penal. Del otro lado, en vez de la URSS, está China en la que se originó el Covid que nos asuela. La pandemia nos ha unido socialmente, pero ha agravado la polarización política,  lo cual no es obstáculo para que Garrigues Walker elogie la ejemplaridad de la mayor parte de españoles ante una situación tan trágica. Yo no estaría muy seguro e ello, de ese espíritu ejemplarmente cívico. Pero es muy probable Garrigues Walker tenga razón Esto parece evidente en un panorama histórico abrumado por el paro y por la deslegitimación del adversario, actitud moral y política que un liberal como Antonio Garrigues Walker nunca podrá aceptar. Esa negación lo deslegitimaría a él o lo que es lo mismo, negaría de raiz su esencia verdadera. Garrigues necesita explicar estos tiempos y necesita explicar España,  pero necesita sobre todo explicarse a sí mismo. Y no porque no tenga sus ideas claras, sino porque el ser humano es inexplicable. Y si logramos explicarnos acaso sea peor. Lo peor creo yo y el propio Garrigues acaba reconociéndolo está por venir. Naturalmente Garrigues confía en unas próximas elecciones como ajuste del panorama social ypolítico, en las cuales, afirma, los ciudadanos juzgarán y premiarán la gestión y los resultados y mucho menos los programas máximos. ¡!Dios le oiga!!!, dicho sea de ateo, un servidor, a liberal, Garrigues Walker.

Antes he dicho que Garrigues es, además de jurista, poeta. Yo creo  que, esencialmente, es poeta. Para ello bastaría el poema que a manera de prólogo abre este libro, pero la poesía supone no solo un lenguaje esencial, sino una actitud, la palabra y sabido es que en principio fue el verbo. Es jurista y es poeta, y es autor dramático y ensayista, y bien podría aplicarse aquello que se decía de un ilustre renacentista, Pico de la Mirandola, que según sus contemporáneos podía discutir de omne re scibili et quacumque alia. O sea, de todo aquello que pudiera discutirse y de cualquier otra cosa.

Nada le es ajeno a Garrigues del complejo panorama español, como la cuestión catalana que viene de lejos Y trae a colación a Ortega, el cual reconoció me parece recordar que la ¨cuestión catalana  viene de muy lejos y con la cual el resto de españoles  deben aprender a convivir. Mealegro que Garrigues traiga a colación un texto de Ortega, poco conocido, al menos por mí,  Meditación del  pueblo joven, ¨´. En ese texto Ortega estimula a los hermanos argentinos, ´´a las cosas, a las cosas´´, exhortación que el espíritu de un liberal humanista traslada a España,  ´´españoles, a las cosas, a las cosas¨. O sea, como decía aquel ilustrado, a  ¨los sucesos consuetudinarios que acontecen en la rue¨´

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