Saldaña y Carrión de los Condes. Publicado en Diario Palentino
Mi primer artículo, de los cerca de siete mil publicados en
el Mundo (toros y teatro) y en distintos
medios a lo largo de mi vida, fue en el Diario Palentino/El día de Palencia,
recién salido del Seminario. Y a mis
padres, la señá Rosario y el señor Francisco,
les pareció que su hijo, o sea yo, había alcanzado las altas cumbres
para las que le creían destinado. Fue sobre un bar que había en Saldaña, bien
surtido y sin camareros. Era autoservicio y cada cual dejaba en la caja el
dinero que creía justo y necesario. Todos confiaban en todos. No recuerdo quién regentaba aquel bar ni
quien administraba los beneficios, pero me pareció un modelo de relación solidaria
en una sociedad que yo percibía desequilibrada e inarmónica. Los de Saldaña de
entones creían en los hombres y en su justicia. Y supongo que los de ahora
también´
Saldaña comparte con Carrión de los Condes un protagonismo
histórico inexcusable y aún superior.
Como asentamiento de los romanos de lo cual, en sus alrededores, quedan
abundantes muestras, la villa romana, por ejemplo, la villa de Pedrosa de Olmeda que conserva la
estructura calefactora de los romanos, y unos mosaicos primorosos y perfectos.
Y sobre todo, hay que recordar Saldaña como condado, que dio origen a la
independencia de Castilla del Imperio de León. O algo así. Tengo que releer a
Julio Valdeón que, creo, es quien más sabe de estas cosas. O sea que la hoy
considerada centralista Castilla fue en tiempos, independentista. Eso por no
hablar de los Comuneros de Castilla, Padilla, Bravo y Maldonado que se
enfrentaron al Emperador alemán, Carlos V, en Villalar.
En Saldaña se sitúa la primera corrida de toros a
caballo, documentada en 1128, en el transcurso de unas bodas reales,
a las cuales podría aplicarse el romance célebre, “si grandes fueron las bodas
, mayores las tornabodas” romanceado en no sé qué celebre ocasión matrimonial.
No sé si persiste la rivalidad
provincial con Carrión de los Condes, del que dista 20 Kilómetros. Pero es
cierto que lo que a Saldaña da su
romanidad, a Carrión se lo da el Camino de Santiago del cual es enclave
fundamental. Supongo que esas cosas ya son historia y que cada uno forma parte
de la llamada “España vaciada” que los castellanos fuimos dejando atrás para
emigrar a las grandes ciudades. En mi pueblo, Torre de los Molinos, cuando un
desplazamiento o un asunto se complica
innecesariamente dicen, “a Carrión por
Saldaña”. O sea, un rodeo inexplicable
para llegar a un mismo sitio o a una misma conclusión. Carrión dista apenas
seis kilómetros de Torre de los Molinos
y Saldaña, hacia el norte, unos
veintidós o veintitrés. El pragmatismo del lenguaje popular es, a la vez, muy
imaginativo. Y ese lenguaje, del cual Palencia y Valladolid, son depositarios principales, es
el que hay que preservar, como recomienda la Asociación CUIDEMOS EL LENGUAJE. A
escasos metros de mi despacho conservo un aguamanil, traido de mi pueblo hace muchos años. Aguamanil una de las más bellas
palabras de nuestro idioma. El mundo, ciertamente, ha nacido para ser nombrado.
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