miércoles, 22 de diciembre de 2021

 

BERTIN OSBORNE DE GARRAFON.

Yo creí s que Osborne era una marca de coñac. Y parece que así fue y quizá sigue siendo, no estoy muy al tanto. Soy de vino Rioja o Ribera del Duero, tinto gran reserva y los licores me revuelven el estómago. Sin embargo, carezco de prejuicios y no hago ascos a un un jerez seco, un Moriles o un Montilla. Bertín Osborne es, sobre todo un señorito andaluz. Un señorito andaluz de fusta y de espuela,   de los que  Salvador Távora  cantaba

¨Señor que viene a caballo

Y no da los buenos días,

Si el caballo cojeara

Otro gallo cantaría.

También canta, o algo así, y hace  cosas en televisión,  pues fotogenia y desparpajo nadie le va a negar, programas que no divierten a la gente, pero tampoco la hacen pensar. Para hacer pensar hay que reflexionar  primero,  y eso  no es frecuente en los betines osbornes al uso. Recibe en su casa a los invitados a los que agasaja generosamente. Y tiene, o tenía, un restaurante en Madrid calle la Cruz, me parece, esquina a Carrera de San Jerónimo, El rincón de Bertin Osborne, por donde yo pasaba en taxi cuando volvía del Teatro Español . Nunca entré en el Rincón. Para discutir la obra que habíamos visto, los amigos tomábamos vino y su gloriosa ensalada de tomate en Viña Pé, una taberna taurina con fotos de Lola Flores, Manolete, Caracol, el Pipo, que fue el inventor del Cordobés, dedicadas y una del Pelos, también dedicada, dando la vuelta al ruedo.  También había fotos,  de curas con teja y manteo y alguna monja, de películas de Fellini. Pero lo mejor, la ensalada de tomate, el chorizo, salchichón de Vich y no infrecuentemente, para los clientes asíduos, cecina de León .   La última vez que cené allí, de mesa y a la carta, fue me parece recordar,  con Denis Rafter, una noche que había representado con gran éxito los Sonetos de Shakespeare en el Español. El último almuerzo  fue con mi adorada Helena Pimenta, directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico entonces. Quedó maravillada de la comida, aunque Helena no es grastrónoma de pedigrí.  En Viña Pé quedaba yo a menudo con Fernando Conde, el de Martes y Trece, el de más talento, que se independizó por su cuenta. Fernando Conde era amigo de Curro Vázquez, torerazo. Y pasábamos más tiempo hablando del natural o la verónica de Curro que de teatro. Bueno, felices pascuas a todos, incluidos los Bertinis y los osbornes de garrafón.

 

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