martes, 18 de enero de 2022

 

España ¿antisemita? Quevedo contra Góngora

Muchos en España, entre los cuales me cuento, no podemos desligar la cuestión judía del conflicto que los palestinos mantienen con el Estado de Israel. Ni cerrar los oídos a poetas como Mahamud Darwis, Mahamud Sobh nacionalizado español hace muchos años, Fadwa Tuqan o Salim Yubrán que se alza airado contra lo que considera nuevo nazismo de este  Estado. El prestigio intelectual del catedrático de la  Universidad Complutense,  Pedro Martín Montávez impulsó esta línea de pensamiento durante mucho tiempo. El poeta Salim Yubrán escribió

¨´Ay almas de los muertos

En las cárceles  nazis

¡Si supierais vosotros.

Si supierais!!¨´

Yo no sé si sociológicamente España es un país antisemita. Los expulsamos en 1492 y hubo que readmitirlos porque para el desarrollo de la vida comercial y burocrática su presencia era imprescindible.  Rastros hay en la tradición  española que podrían atestiguarlo. Expresiones insultantes como perro judío aplicadas  a una persona despreciable. O la palabra judiada que designa una mala acción, una acción que perjudica o hiere a otra persona. O en la toponimia, pueblo o castillo de Matajudíos en la provincia de Palencia, por ejemplo. En Carrión de los Condes nació y vivió el Rabí Dom Sem Tob, cuyo pensamiento  en forma de proverbios y sentencias tuvo que justificar  diciendo que éstos, sus proverbios,  ¨no son de menor importancia  porque judío los diga¨.

Con esto no estoy comparando el antisemitismo español con el genocidio nazi perpetrado por Hitler. La oratoria del Caudillo, torpe reflejo  de la genuina perversidad histriónica hitleriana , en sus discursos de la plaza de Oriente, era habitual  su obsesiva referencia a  la conspiración marxista,  masónica y judaica. Digo oratoria, incluso en los escritos del franquismo, porque este nunca fue un pensamiento ni una ideología, sino un sentimiento. He concluido hace  pocos días la relectura de un libro turbador La lengua del III Reich, de Victor Klemperer filólogo y judío. Orgulloso de su germanidad y de ser judío, Klemperer fue sometido a todo tipo de maltratos, humillaciones, privaciones  y vejámenes. Sobrevivió y en 1960 publicó el libro citado. Su pensamiento básico, a mi entender,  pudiera ser  la paradoja de sentirse orgullosamente judío y a la vez orgullosamente alemán; inseparablemente. Y el razonamiento científico y desapasionado, menos de lo que Klemperer quiere y pretende, es que Holocausto, está explícito y anunciado en el romanticismo alemán. Lo demás fue un lento envenenamiento a través del uso tóxico y viciado del lenguaje. Todo, Mein Kamp, la biblia hitleriana, está ahí en las palabras que pueden actuar como dosis pequeñas de arsénico. Uno las traga sin darse cuenta, parecen no surtir efecto alguno y, al cabo del tiempo se produce el efecto tóxico¨. Cita textual. Sobre el posible antisemitismo español relean la historia, analicen el insidioso concepto cultural y político de ¨´la pureza de sangre hidalga¨´. Y vayan a Quevedo, inagotable fuente,  feroz antisemita más allá de sus trifulcas poéticas y estilísticas  con  Góngora, judaizante, al que gustaba de amenazar, ¨´yo te untaré los morros con tocino, Gongorilla¨´. Cita también aproximada y de memoria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario