Fernández Lera en la Pradillo
El otro teatro, el de Antonio Fernández Lera, la palabra atormentada y hermosa, palabra maldita. Palabra que en su pureza se acuerda de todas la impurezas de este mundo. Palabra látigo. Y las luces y las sombras de Carlos Marqueríe. Ambos nombres son indisociables y forman parte del teatro español, del otro teatro español: el marginal, el esencial, el desdeñado. No digo olvidado por nunca ha sido aprendido. Los recuerdo desde los tiempos de la Carnicería y de Rodrigo Garcia, cuando este empezaba. Bufones, y entre las bufonadas, asombros, microscopias; bufones y payasos: poemas de inusitada intensidad. En la Sala Pradillo. Hacía tiempo que no iba por allí; también permanece fiel a su esencia. Y a su público. Un gozo recuperar viejas sensaciones. Volveré a ver este ceremonial, esta liturgia de la palabra y los silencios y la sombras.Y a escuchar las voces de Carmen Menager y Jorge Rúa. Ustedes también deben verlo.
Vuelve Natalio Grueso.
Woody Allen es un genio, afirma Natalio Grueso en su último libro Woody
Allen, el último genio. Eso dice Natalio Grueso, director hasta hace poco
del Teatro Español. Y estarán dispuestos
a reafirmarlo el cien por cien de los
admiradores de Woody. Es amigo de Woody y eso se nota. Hay cosas
en este libro que solo se pueden conocer, y decir, a partir de una amistad profunda. Respecto a que sea
el último genio, yo creo que no, que debe de haber alguno más por ahí
escondido. Sé que a la humanidad solo la salvan los genios; y espero que el
mundo no se acabe con Woody Allen. Llegamos a pensar que el mundo se hundía sin
los hermanos Marx, genial e
inconmensurable Groucho. Y aquí
estamos. Y una pregunta: ¿quién es más genio del humor, Groucho, Woddy o Manola Carmena que, con lo de los niños
a recoger colillas explicado en París, ha hecho universal su pensamiento?.
Tengo yo una amiga
peruana, una niña que se llama Loreto
y a la que llamo la Tupamara, que no está por la labor. A menos que entre Diana Loaysa y yo, mayormente Diana, la convenzamos estas Navidades. No
concibo navidades sin Kuajo, Ronda y la Tupamara. Y sin la lumbre de la
chimenea.
A la pobre Susú, mi gata, los perros okupas la tienen
todo el dia en el desván. Woody Allen,
el último genio, es un libro imprescindible para conocer el ser
humano y la cinematografía de Woody Allen. De Natalio, yo prefiero la novela La
Soledad, la novela de Bruno
Labastide que relata y descubre el mundo desde distintos lugares y momentos
iniciáticos. Vargas Llosa dijo
maravillas de ella y yo también, pero no pretendo equiparar mi juicio al de Vargas Llosa. Por cierto no sé
qué habrá pasado con el teatro de Vargas Llosa que Natalio Grueso tenía
programado con insistencia. Si Carlos
Pérez de la Fuente se lo ha cargado no hay mucho que lamentar, pues Vargas
Llosa es un autor discutible y discutido, salvo en la Chunga que hizo buena la soberbia interpretación de Aitana Sánchez Gijón.
Madrid, rompeolas de todas las Españas.
Suspirábamos por una ciudad llena de teatro, Madrid rompeolas
de todas las Españas, y el destino ha colmado nuestros deseos hasta la
desesperación. Esto es un caos, un frenesí; programaciones numerosas de un dia a la semana o al mes a horas
intempestivas. Y no todo es bueno ni todo vale, aunque todo el mundo tenga
derecho a expresarse. Con mis respetos a
las salas llamadas alternativas esto empieza a ser una descojonación. Los
críticos no tenemos tiempo para ver todo lo que se pone, ni los periódicos
espacio para publicarlo, ni siquiera los blogs francotiradores. Pero si va
público, con eso vale. No lo sé. La
guarida del apuntador ha nacido con la sana intención de recoger lo que no
puede tener sitio en otra parte.
La personalidad de Carme Elías
Carme Elias es una gran actriz de intransferible
personalidad, dentro de una sensibilidad de muchas caras; Creo que España es
un país de grandes actrices más que de grandes actores. La verdad es que
también hay excelentes actores y grandes
autores. Lo que falla en España yo creo que es el público, lo que en toros llamamos el
respetable que, con frecuencia, es menos respetable de lo que parece o cree
ser. Volvamos a Carme Elias. Ha pasado
por la sala Margarita Xirgu del Español con Al galope, dramática historia de una
triunfadora, déspota universal de la
moda, Diana Vreeland la directora de
Vogue, en un momento infortunado de su
vida. Espléndida, pero yo recuerdo otras
muchas interpretaciones. Por ejemplo, La
Gaviota. O Las últimas lunas con un insuperable Juan Luis
Galiardo, de la que escribí: “Carme
Elías y su sensibilidad, su elegante capacidad de seducción. La fascinación que
ejerce sobre un escenario es inquietante”
Todo monólogo que dure más de una hora es una amenaza. Pero
en Al
galope, Carme Elias podría continuar el tiempo que quisiera sin que
percibiéramos su paso. Sobrevive a una caracterización tan sofisticada que arruinaría a cualquier actriz. Sólo a base de disciplina y talento
consigue impregnarlo de las virtudes arriba aludidas que han construido su carrera.
La República en el teatro
En la Sala Mirador: Granos de uva en el
paladar,
Pinedas tejen lirios y Auroras es la trilogía republicana que tiene
en cartel La Mirador. No se hagan ilusiones; es solo teatro. El único lugar
donde hay hoy posibilidades republicanas. He de confesar que, comparado con el
Borbón Emérito, Felipe VI, me parece mejor y menos absolutista. Ví Granos de
uva en el paladar, la guerra y la posguerra crudelísimas, y si las otras tienen
el mismo tono, es una garantía.
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