De cómo la peste del
Évola agravó la peste
Política de Ana Mato).
Ministra en sanidad y
en medicina
Ana se llama y se apellida Mato
Y es turbador que en su maleta y hato
Guarde tanto rencor y
tanta inquina.
Rumiando su venganza peregrina.
La peste le alcanzó de ébola ingrato.
Siempre en la duda de si curo o mato,
Y siendo humana se creyó divina.
No hubo cónyuge fiel
más maltratada.
Y de las fechorías del marido
Sepúlveda, pagó
perjurio y pato,
Jurándose inocente y calumniada
Nunca dio por injusto o por perdido
el Jaguar y el lujoso economato.
XLVIII.
(De cómo Ana Mato perdió poder e
impunidad).
Del ébola Ana Mato no es culpable
Pero es peste y es plaga la Ana Mato.
Siendo necesidad salió
barato
Su cese celebrado y
encomiable.
Su conducta no fue
disimulable
Por arte de Rajoy y su
mandato,
Que le llenó de
afectos el maltrato
Público, justiciero e implacable.
No es equivocación,
que es gatuperio
Tanta mentira y tanto
desacato,
Tan grande impunidad y destemplanza.
Razonado y veraz el vituperio
De la gente, ante tal
gasto y boato
Y perdió impunidad y gobernanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario