La desdichada aventura de Maxim Huertas.
La impostura y la zafiedad del más efimero Ministro de
Cultura de todos los tiempos, Maxim Huertas condicionan hoy este
blog. Otra vez la política me aleja de La alfarera prodigiosa cuyo retorno me pide insistentemente María Diaz y también Borja Ortiz de
Gondra, candidato a los inminente Premios Max, por una de las obras cumbres
de la temporada, Los Gondra. Las
últimas noticias que tuve de la alfarera, hace tiempo, eran puro sarcasmo: “estoy más
en el aire que Mariano Rajoy". Profecía cumplida.. Rajoy vuelve a registrador de la la propiedad y piensa que quizá no debiera haber salido de ahí. Borja debe de andar
enredado en una segunda parte de la historia vasca de su familia. La necesidad
de una continuación era obvia y Borja que, además de autor, se reveló como un
excelente actor no creo que deje pasar esta oportunidad. Una candidatura
sólida a los Max,, aunque en este país nunca se sabe.
Uno de los momentos que considero para una antología del teatro es el
poema, el recuerdo de Garbiñe (María Hervás), monólogo de amor
para su marido asesinado. La Hervás
continúa parapetada en el baluarte inexpugnable de su Ifhigenia en Vallecas y en Las crónicas de Peter Sanchidrian (José Padilla) en el Ambigú
del Pavón. De cualquier forma, se acabó la historia de
alguien que Borja,, próximo Max seguramente el dia 18, consideró equivocadamente
un ser real y no un producto de mi fantasía.
El tema, pues, obligado de esta entrega
ha de ser necesariamente Pedro Sánchez y su protegido Maxim Huerta al
que el otro dia en el María Guerrero lo tuve sentado detrás de mí. Yo notaba
extrañas vibraciones, pero juro que no lo gafé ni ejercí sobre él ningún
conjuro maléfico. Esos los guardo para el incompetente Albert Rivera y para la atribulada Inés Arrimadas que no levantan cabeza. Pedro Sánchez no es obviamente Javier Solana y se está revelando con el
holograma bipolar que algunos sospechábamos. Acabar con Rajoy ha sido algo sustancialmente positivo. Pero no todos los
males de España se esencializan en Rajoy. Si así fuera, la gobernanza de este
país llamado España sería coser y cantar. Su nivel intelectual y político queda
en entredicho tras el asunto Maxim
Huertas, que no es solamente un asunto escatológico con derivaciones
políticas, sino una cuestión de estética.
He aquí una antigua perla literaria del hoy
amortajado políticamente, Huertas: “las mujeres, con el agua de lavarse el
potorro deben fregar el suelo. Hacerlo al revés podría ser perjudicial”. Y esas indelicadezas en un Ministerio de Cultura del que ha
disfrutado entre insultos y descalificaciones durante una semana Huertas el
Breve, no quedan bien. Aparte de otros
desajustes fiscales que también emborronan su currículo. De acuerdo que no todos
ministros de Cultura han de ser como Jorge
Semprún brillantísimo escritor y huésped de campos de concentración, que Javier Solana se trajo de Francia para
enderezar el rumbo de la Cultura española.
Ahí termina la cuestión de la jauría contra él,
que el efímero Maxim ha tratado de escenificar soezmente. Sánchez ha
rectificado concluyendo por donde debía haber empezado: poniendo en el
Ministerio a José Guirao. La bipolaridad de Sánchez se manifiesta fundamentalmente
en que ha pasado del eslabón perdido que
representaba Maxim Huerta, a la esencial modernidad clásica de José Guirao, algo más que un simple
gestor cultural como se le ha presentado.
No le gustan los toros, pero le
supongo capaz de diferenciar entre los
gustos personales y la realidad social que termina por imponerse. La bipolaridad
de Sánchez; o la hora tonta que dicen los gitanos que tenemos todos. Sánchez,
un ser dominado por una extraña esquizofrenia política, que no le invalida para dirigir el Partido
Socialista, pero pone en cuestión su capacidad para dirigir un país
caníbal, un país por el que aún vaga
errante la sombra de Caín. De momento ha puesto distancias acaso insalvables
con Podemos que le ayudó en la cuestión de la moción de censura. Se ha recluido
en la Moncloa como si esta fuese el jardín de Melibea y parece ser que aún no ha
pisado el Congreso…No sé, no sé…Mis noticias son de radio Macuto, que no
siempre considero fiables.
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