domingo, 21 de octubre de 2018


Alguien voló sobre el nido del Cuco
LIBERTAD Y LOBOTOMÍA. Texto publicado Metropoli)
Adaptación novela de Ken Kesey; versión y dirección, Jaroslaw Bielski. Escenografía, Laura Lostalé; iluminación, Felipe Ramos. Vestuario, Felipe Pouso y Almudena Bretón. Reparto; Pablo Chiapella, Mona Martínez, Alejando Tous, Niko Verona, Rodrigo Poisón, Fernando Tielve y varios más.  Escenario, Sala Guirao, Fernando Fernán Gómez. Tres asteriscos.
 Alguien voló sobre el nido del cuco, de Dale Wasserman vuelve quince años después de la mano de Jaroslaw Bielski. Montaje limpio, trazo nítido, buena interpretación en líneas generales. Cierta crispación en Pablo Chiapella.  No percibo ecos cinematográficos de Jack Nicholson, un actor que puede ser insoportable y que en McMurphy alcanzó un estado de gracia infernal. Es una obra de terror y hace bien Bielski en subrayar los pocos momentos de humor que hay en ella. Terror y enigma.  El convicto  Randle Mc Murphy prefiere el manicomio a la cárcel. No está loco, se finge tal, y mantiene una lucidez extrema. Quizá excesiva. Tramposo, capaz de las mayores abyecciones y generosidades. Solo él logrará descifrar los enigmas del indio gigantesco,  el jefe Brondem (Rodrio Poison). Sexo, frustraciones, juergas clandestinas. Y la autoridad sombría y canalla de la enfermera Ratcheed. (Mona Martínez) El enfrentamiento con ella es inevitable y buscado.  Murphy cuenta con su astucia y su violencia, la enfermera, a la postre,  cuenta con las descargas eléctricas. El duelo actoral queda en tablas, sin brillantez pero eficaz. Interpretación correcta, en la que destacan los secundarios en especial Niko Verona en Billy, un ser marcado por una madre castradora. Y “desmarcado” por Sandy cuando esta se cuela  en el manicomio (Iris Rico) una mujer generosa de su cuerpo. Riqueza de personajes. Rebelión estimulada por un líder, ansias de libertad. Transgresión, libertad y lobotomía

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