domingo, 14 de octubre de 2018

SANZOL TROPIEZA en Luces de Bohemia


Del esperpento al espantajo

(Resumen artículo publicado en Metropoli) Que Valle sigue vivo es una evidencia. Otra cuestión son los montajes que se hagan de él. Sobre todo de Luces de bohemia, el columnista Cándido llegó a afirmar que el teatro de Valle estaba muerto para siempre.  Aunque este montaje de Sanzol  a mí no me ha gustado, Luces de Bohemia es indestructible y conserva    su capacidad devastadora, su sarcasmo sobre una España  de pícaros sin grandeza.  Oportunas en estas circunstancias históricas las referencias a Barcelona, aunque atenuada  la exaltación del anarquista catalán al que van a aplicar la Ley de Fugas. Sanzol se diluye en un empeño coral en el que fracasan las individualidades, a excepción de Latino (Chema Adeva). Barroca galería de espejos sustenta el esteticismo de Sanzol.  Se toma alguna licencia con alusiones al Borbón Emérito y la caza de elefantes, pero en general es fiel al texto. Por eso no se entiende   la imagen del  sereno  al que es imposible llamar  esperpéntico porque es  un espantajo ridículo. De lo más ridículo que yo he visto en un escenario Disculpo el anacronismo partisano antinazi porque,  por razones personales,además de  históricas, Bella Ciao me emociona siempre.   Sanzol resuelve en plan astracán vodevilesco la escena del científico empeñado en demostrar que Max esta cataléptico no muerto y desdeña por anticientífica la prueba casera de una cerilla que se consume entre sus dedos sin quemarlo.


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