domingo, 27 de noviembre de 2016

SHEREZADE Y LAS MIL Y UNA NOCHES


.

Conozco algunos rudimentos del arte de interpretar persa; un arte  sin dolor que, por fortuna, el maldito Método no ha caído por allí. En principio pude sospechar que Sherezade podía ser la española Anita Delgado, malagueña que sedujo al Maraja de Kapurtala en la boda de Alfonso XIII; pero la propia Majarani me disuadió de esa idea descabellada. Y Valle Inclán, por las alabanzas que le hago de la cultura y la inteligencia de Sherezade, contesta ceceando, aunque no ceceba: “impozible, Anita Delgado era muy burra, tuve que redactarle la  carta de amor al de  Kapurtala, porque en cada palabra ponía  varias faltas de ortografía, incluso en los monosílabos”. Tampoco es, como me sugieren algunos, Madame Bovary ni la Dama de las Camelias, porque una era cortesana de alto nivel y la otra se suicidó de amor y de estupidez, cosa esta última improbable en Sherezade.

  Ahora sé quién es Sherezade a la que el Grupo Planetario Feminismo, Solidaridad y Belleza, le ha asignado ese papel  salvador de la vida de cientos de muchachas persas destinadas al lecho del sultán y luego al alfanje del alba. Yo mismo le ayudé a diseñar la amorosa estrategia de entretenimiento, y confieso que se me desgarró el alma. Sherezade, mi amiga, se jugaba, se juega, la cabeza. Tenía  que contarme maravillosas aventuras transoceánicas “que te llenarán el alma de júbilo como la mía está llena de melancolía”. Antes de que se produjera ese gozoso encuentro que colmaba todas mis desventuradas ilusiones, Sherezade estaba preparando las maletas al pasado de Persia. Todo marcha bien, pero han surgido pequeños contratiempos.

 De entre el grupo de doncellas salvadas del alfanje y la iracundia del sultán,  dos o tres se han enamorado de Sherezade.  Peligran ellas y peligra Sherezade, pero estoy seguro de que esta hallará la manera de aplacar al Rey. Siempre halla  solución para cada momento. Es una maga. Y me ha prometido historias, solo para mí, que ni siquiera el rey conocerá. Historias que sobrepasan en mucho las de las MIL y UNA Noches, historias no para embaucar a un sultán hipnotizado y burlar la muerte, sino para seguir fascinando  a un amigo que nunca pensó rebanarle la cabeza.

A seguidores y visitantes de mi blog diariodejaviervillan, podía decirles que Sherezade soy yo, Zherezade c,est moi, como decía Flaubert de Madame Bovary, Madame Bovary c,est moi.  Pero no quiero decepcionarles; ellos esperan algo mejor; esperan una mujer fuera de lo común. Para mí no está fuera de lo común y la conozco bien. Su belleza, eso sí, rebasa la de todas las doncellas que el Rey se proponia decapitar cada dia al alba, después de haber yacido con ellas,  como venganza de las infidelidades de su esposa que le ponía cuernos a diario. Pudiera decir que es poeta y que posee ciertos conocimientos de dramaturgia, pero sería inexacto. Más que poeta, es una rapsoda: escribe versos, los declama y los regala. Pero su poesía más auténtica la guarda para un desconocido amante que soy de los pocos que tiene el privilegio de conocer.

Sherezade es un ser proteico, es decir capaz de muchas transformaciones. Hasta 20 le conté una noche. Y en cada una siempre era la misma y siempre otra.  Era una vulneración de todas las leyes de la naturaleza  y la  iluminación múltiple de una identidad singular; estaba con una mujer y al alba tuve la sensación de haber estado con muchas y cada una a su tiempoy por separado. Yo  creo que eso es lo que tiene fascinado al sultán, la pluralidad incluso dentro de la misma noche; y la  sutil inteligencia de dejarle con la miel en los labios cuando llega el alba. El sultán no duerme noche y tampoco de dia pensando en las historias escuchará.

No  describiré físicamente a Sherezade, sería un sacrilegio. Sepan solo que es bella, bella hasta la desesperación. La ama el sultán y la aman el coro de doncellas que ha salvado de su lecho y de su alfanje. Último mensaje que he recibo de ella: el Rey está furioso y quiere matar a las dos doncellas  que se han enamorado de mí. Alá le libre de semejante desafuero; no te jode, si eso ocurre se acabaron mis cuentos y mis dulzuras para él; a la mierda las Mil y Una Noches. Y que no me obligue a tener que explicarle mi poética de barrio y arrabal, porque entonces se va a enterar de lo que vale un peine. A mi corte de damas adorables no la toca ni dios. Bastante hago con  serle fiel  pese a los apuestos gastadores de su escolta que me ponen ojitos y alguno, así como al desgaire, se ha atrevido a tocarme el culo.

Y ¿cómo es mi culo eh, Javier Villán? Si por pudor o por desconocimiento no te atreves a decirlo, diré yo lo que me dijo Boticcelli un dia que estaba un poco cachondo: “digno del arte de  Miguel Ángel y de Fidias”.

En fin, querido amigo. Podría prescindir de mis más fogosos y fieles amantes. Pero me moriría si un dia me faltara tu  sonrisa, tan  irónica que parece cínica y de un tiempo a esta parte a punto siempre de decirme adiós. ¿Has olvidado ya  tu canción partisana del cruel verano, Bella Chiao, bella Chiao, Chiao?. No puedo con ella. Aquí nadie la sabe y no hay peligro; sería la única causa, esa puta canción que me pone en vilo, por la que permitiría al sultan que a una doncella la pasara por la piedra y por el alfanje. No, no me creas. A mis amigas y damas de honor nadie las toca.

Nota a pie de página. Sé que me  estás traicionando  con Marilyn como antes  me traicionaste  con una enigmática  Alfarera Prodigiosa.  Eres un inocente querido amigo; con Marilyn, no me importa, la adoro, pero a ver si ella es capaz de entretener   al Rey cada noche como yo. Mándamela y hacemos la prueba. Lo que sería grotesco es que me la pegases con las choricillas habituales del Café Gijón o  del Oliver,  tias buenorras,  pero  impropias de tí. Te lo dice tu Sherezade, más tuya que del  sultán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario