miércoles, 23 de noviembre de 2016

ANTONIO GARRIGUES, UN RENACENTISTA




Dia mágico hace 46 años.

Dia  de celebraciones. 46 años, exactamente hoy. Y la concelebración en torno a Antonio  Garrigues  Walker en la Sala Verde del Canal. Y en torno, naturalmente, a su esposa Fran , la única mujer que me ha besado la mano para manifestar su acuerdo con una opinión  que casi nadie compartía. Ayer me la hubiera vuelto a besar por lo que yo estaba diciendo de Antonio. El candor de Fran no puede inducir a engaño; es una mente crítica acostumbrada a ver teatro.

 La estupenda actriz María Pastor, se sienta a mi lado. Siempre que veo a María Pastor me enamoro e ella, lo que quiere decir que me habré enamorado unas 200 veces, pues el flechazo en escena se multiplica por cuatro, por lo menos. Se me pasa pronto, es la verdad. En   La larga cena de Navidad fueron al menos diez veces y eso porque tuve que compartirla con su madre Teresa Valentín, que es  actriz todo terreno. Desde que cerraron la Guindalera anda  un  poco alicaída  como la Gaviota,  de Chejov. La tuvimos de candidata en el Premio Valle Inclán un año y en Palencia ha ganado todos los premios posibles.

Laudatio

 Paloma Pedrero y yo hacemos la laudatio de tan renacentista personaje como es Antonio Garriges; tan renacentista que yo siempre lo equiparo a Pico della Mirándola aquel que podía discutir de omne re scibili et quacumque alia; o sea, “de todo lo que se pudiera saber y de cualquier otra cosa”. Ese es Antonio, jurista eminente, político de bien: poeta y autor dramático. Corto aquí mis alabanzas porque Antonio Garrigues se merece un post entero. Pero el título de su obra El saber de nuestro tiempo, apunta un poco a esa totalidad del pensamiento. Lo comento con Robert Muro, organizador de este II Foro. El título es más propio de un ensayo que de una poética dramática.

A Antonio vuelvo a llamarle Joaquín, el hermano malogrado, la luminosa cabeza liberal en el tardofranquismo. Eso le enorgullece. A Joaquín lo conocí como emisario  de un grupo de descarriados  todavía más o menos malditos. Se trataba de sondear, a nivel de bases,  cuál sería la actitud del liberalismo español, el genuino,  ante la izquierda “domesticada”. Rasgo de humor fulminante, “si está domesticada, ¿dónde está el problema?”

Sherezade no existe.

De golpe, melancolía; Shrezade no existe. Silencio cuando  más necesitaba hablar, cuando  más necesitaba  mágicamente ser escuchada. Sherezade no existe, Sherezade no existe, Sherezade no existe. Es insufrible la idea: ya no le quedan  historias que contar. Justo cuando tenía su mejor historia antes del alba. Cuando más tenía que decir, cuando más quería vomitar  a borbotones sueños fantásticos, historias de agua, noche, luna y rocío. ¿Qué haremos todos sin Sherezade?.

Tetxu Mazuelas quiere cryonizarme

 ¿Cryonizar mis ruinas?. Al carajo. He amado hasta la extenuación y me han amado. He bebido cosechas de vino, estoy jubilosamente en escombros,  apuntalado por alguna sonrisa de mujer y tú, mal amigo, ¿me quieres cryonizar?.  Cryoniza a José Tomás si te atreves. Simón Casas es un romántico, un intelectual de la cosa, me dice. Pero es también un empresario, le digo. Estamos en el II Foro de Cultura y empresa, que organiza Robert Muro. O sea la ganancia lógica y necesaria. A Casas lo ví hace unos meses en el Café Gijón. Los toros me aburren, le dije; pero nadie debe prohibirlos.  Hoy los defiendo  no como una  estética, sino como una opción de libertad.

Recuperación Natalia Millan.

Volveré a verla y a Carlos Hipólito en La mentira. Crei que me detestaba por mi afición a los toros, que odia,  y puede que sea verdad. Me llama. No me detesta, es que se le han estropeado los artilugios informáticos. Le tengo ofrecidos varios debates Toros sí/ toros no en el Gijón. Puede mucho  el morbo de vernos frente a frente en una mesa del Café. Jugaré limpio; puedo defender  los toros o ser  su  debelador. Le permito que elija bando.

Reconocimiento de Rita Barber.

Rita Barber y Juan Carlos Talavera han hecho una magnífica representación multipolar y poliédrica de El saber de nuestro tiempo. García May de director y Abigail Tomey de maestra de ceremonias; impecable Abigail, sensibilísima. Quiero verla de nuevo en un escenario en un gran papel; es una gran actriz, un ensueño aplaciente capaz de tornarse  en huracán tumultuoso. Rita Barber me rescata de la garras de Txetxu Mazuelas que insiste en congelarme. Ten amigos para esto. Rita me recuerda que tiene una crítica  enmarcada que le hice a raíz de El  alcalde de Zalamea. Eso importa poco, es lo de menos; lo de más es que Rita ha cantado Youkali de Kurt Weill como un ángel brechtiano.

Me retiro pronto. Es un dia especial para mi. Cuando llego a casa cerca de las 24 horas, mensaje de Antonio Garrigues. “Gracias amigo. Os deseamos toda la familia Garrigues otros 46 años de amor”. Brindo con Ana con Mohet Chandón, Ana detesta el Cava doblemente: por cava y por catalán. Rara cena: una sopa castellana de ajo y champaña francés. Rara mezcla de cortesano y campesino, que es, en realidad, lo  que verdaderamente soy. ¿Quién me manda a mí meterme en líos?

 

 

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