Donde descubro mi primera carta a la Alfarera Prodigiosa
La vida no sería nada sin
enigmas. Y los enigmas tampoco tendrían sentido si no fueran capaces de dibujar
una vida placentera o atormentada.
Un hombre o una mujer valen más por lo que callan que por lo que
escriben o por lo que modelan. Entonces
por qué recuperar a la Alfarera cuando lleva tanto tiempo callada?, Primero porque me da la gana.
Segundo,orque percibo a pesar de sus éxitos y triunfos , que lo necesita. Necesita que la reinvente otra vez y
yo necesito reinventarla.
Recupero un mazo de cartas
amarillentas que nunca envíé a la Alfarera. Están atadas con una cinta rosa,
color que detesto, que ha ido poniéndose amarillo. Tienen direcciones varias,
lo que quiere decir que pese a las distancias y avatares nunca perdimos el
contacto: Londres, París, Honkong….Berlín…Sobre todo Berlín…..Otras ponen, sirena del mar harta de ahogar
soldados…De enviarlas , el mar se las hubiera tragado…Otras, las menos: madre, entregar sin falta a hija si pregunta por mí”
Un día la Alfarera me dijo que
nadie había escrito cosas tan bellas sobre ella como yo, quizá necesito volver a escribirlas . Aunque quizá
ella no necesite oírlas. Tengo algo parecido dicen expertos en la materia a lo que son los celos.
Celos de esa bellísima representante que te trae y te lleva por los caminos del
mundo. Sigue fascinándome lo sáfico por su misterio y delicadeza, pero hasta
ahora creo que era un elemento puramente literario, la caricia suave y caliente
de unos dedos de nata, el susurro de una fronda aterciopelada…Terciopelo y
agua, agua de cristal sueño., cristal de agua, dulces labios imaginados ….monte
de Venus y arboledas quizá en exceso transitadas
…Así te veo. Desnuda en tu taller, en tu alfarería. Ensayando versos y modelando
barros. Tengo celos también de ese fotógrafo que busca tu monte de Venus con la abyecta cámara, para
seguir más abajo por sendas nerudianas y tu voz dulce y lenta. Como si ahí
escondieras tus alfarerías más dulces y pequeñas.
He descubierto en estas mis cartas
inéditas amarillentas y atadas con un lazo rosa, que publicaré o no publicaré,
queridísima Alfarera Prodigiosa, no solo tus prodigios, sino tu seguridad en mi lealtad lo cual no deja de
sorprenderme: me decías, según reseño, “ Nunca escribirás cosas que dañen mi
imagen de mujer”, “Sólo existo como invención tuya”, “no descubras quién soy o dejarás de mirarme a la
cara”…. Merecer esta confianza de una
mujer, ya justifica una vida. Incluso una vida tan desmesurada como la mía en
la que acaso nunca alcancé a descifrar la naturaleza verdadera del amor que, siendo la mujer más bella del mundo, me pofesabas. Publicaré o no publicaré mis
cartas, desvelaré solo los misterios que
te engrandecen. No lo sé. Por estas cartas no enviadas sé más lo que me amaste,
sin méritos por mi parte, que lo que te amé…. Próxima entrega.-- .Mientras
tanto, que todos mis seguidores lean
este diariodejaviervillán. Me imagino el oscuro arañazo que acabas de dar a una
de tus figuras de barro, y la dulzura con que esta te ha devuelto la agresión…
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