viernes, 19 de julio de 2019

Marcos de Quinto REVELADO


 La REVELACIÖN MULTIMILLONARIA de Ciudadanos. Texto publicado en la revista ARTEZ

La gente se ha puesto colérica, rabiosa, iracunda y echando bilis por la boca,  al conocer el patrimonio desmesurado de Marcos de Quinto diputado reciente por Ciudadanos,  me parece, en coyunda con PP. De los  cargos públicos y privados,  importa con cuánto se sale, no con cuánto se entra. Marcos no necesita forrarse, está forrado,  que es el argumento de  la derecha y ultraderecha, a la que pertenece,  como garantía de la honradez de los ricos metidos a política; no necesitan robar. Riquezas aparte,  Marcos de Quinto viene de familia honrada, gente de teatro como su padre,  el gran Jose Maria de Quinto, hombre del Nuevo Teatro; y de los Manifiestos de los 40 y 50 del pasado siglo en estrecha conexión  con Alfonso Sastre, el mejor dramaturgo de la segunda mitad del XX cosa que Buero Vallejo siempre estaba dispuesto a negar.   El caso es que Marcos está forrado y para eso solo se necesita habilidad y pocos escrúpulos, simplemente una conciencia clara del poder y sus posibilidades que él, en tiempos,  escenificaba con cultas y grandes reuniones en su mansión de Navacerrada donde una selecta concurrencia conversábamos de toros y teatro. Y algunos, en grupo aparte,  de finanzas y poder. Cómo administrara  los eres de las trabajadoras de Coca Cola  lo adivino  por las protestas de las trabajadoras, pero Juan  José Litrán se negó a hablar siempre de ello, argumentando que no era de su negociado. El negociado generoso de Litrán era  el premio Valle Inclán,  hasta que llegó la Fundación Divinas Palabras y la generosidad de Enrique Cornejo.
Fundándome en esta estrecha relación de su padre Jose Maria de Quinto   con Alfonso Sastre le informé  no hace demasiado tiempo que Hiru, la editorial de Evita Sastre Forest y Alfonso amenazaba quiebra y buscaba no donantes sino “socios inversores a beneficios”; dio la callada por repuesta, lo cual dadas las circunstancias, fue un respiro para Evita; pese a que Marcos de quien se declaraba amigo de infancia, era de  Juan, el baluarte filial de Alfonso, Marcos me invitó en Segovia a su boda  con una soprano maravillosa que nos había cantado a los postres en el Real semanas antes y se interesó por cómo personas tan dispares, cimi Marcos y yo,  nos habíamos conocido.  En tiempos Marcos me había dicho ser conocedor de los poetas beat, menos del español  Carlos Oroza y le propuse que siendo él hombre  de tantos posibles,  produjera, una adaptación teatral de Howl, de Ginsberg, el más grande; alcohólico, drogadicto que en Aullido gritaba,  “he conocido los mayores cerebros de mi generación destruidos por la droga y el alcohol”.   También dio la callada por respuesta. Me invitó a su boda en Segovia con la maravillosa soprano y por iniciativa de ella,   a la que consejado por Ana, mi santa que diría Umbral no asistí. La teoría de Ana Merino,  sagacidad de periodista con 30 años  en la maldita  televisión española, la avisó de que debíamos renunciar a la boda  nada más recibir la invitación. Dada nuestra capacidad económica, y la dacha de Colmenar, honrosas pero lejos del imperio d Marcos, estábamos  inhabilitados para un regalo adecuado a la  alcurnia de los invitados. Mi intención era obsequiarle uno de nuestros mejores cuadros de nuestra pinacoteca de 150,  con los que me habían compensado los pintores cuando les escribía un texto para un libro o el catálogo de una exposición. A los pintores siempre les ha gustado la prosa de los poetas, dcen que nadie entiende la pintura como ello. 
 Marcos de Quinto no tardó en empezar a poner tuits grotescos sobre sus andanzas en New York, la marca de vino y las viandas que consumía, cerca de algún museo celebérrimo, deseoso de abrirle sus puertas cuando acabara de comer. No faltaban  sofisticadas  y sinuosos guiños a sus aventuras de motero por el Sahara y la belleza traicionera de sus dunas; mientras,  Marcos se lamentaba de la suerte de los desfavorecidos que nos asfixiábamos en Madrid con los gases y los humos de los tubos de escape de  coches y camiones envenenados. Las motos, coches y camiones que competían hasta Dakar, desde París, tenían los gases perfumados y sólo temían  las tormentas de arena. Una minucia comparada con  la entrada en Dakar, donde jóvenes canéforas  les coronaran con el mirto y el acanto. Ignoro si esa circunstancia de mirtos y canéforas  la vivió alguna vez Marcos. Me cabrearon un día sus alardes inocentes  y seguro que sin mala intención, y  exclamé,  “¡ay si tu padre levantara  la cabeza!”. Y me contestó ufano: "mi padre estaría orgulloso de mí".
 A veces me he preguntado si  esos gestos   no son cosas de nuevo rico, de inseguridad intelectual que no sea prestada. Nunca he asistido a la tribuna de invitados de periodistas al congreso. En parte,  miedo al tricornio de   Tejero o pánico  al caballo de Pavía. Pero no descarto la posibilidad de escuchar a Marcos de Quinto un dia. No desentonará del  PP  cavernícola  ni con los paletos de Ciudadanos o con los cromañones de Vox. A ver.

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