martes, 27 de abril de 2021

 

Gustavo Pérez Puig. La  escuela cínica de un teatrista.

Con frecuencia en este país llamado España tendemos a confundir  la velocidad con el tocino y la gimnasia con la magnesia. ¡Que país, Miquelarena!!  ¡Qué paisaje y qué paisanaje! Con ocasión de un cordial intercambio de tuits con el actor Joaquín Kremer ha saltado a la palestra el recuerdo de  Gustavo Pérez Puig , In memoriam, director del Teatro Español entre otros méritos de su dilatada carrera en televisión y teatro. Parece ser que entre los pecados imperdonables de Gustavo,  algunos le atribuyen complicidades con el franquismo. Algo parecido se dijo de don José Tamayo que había formado parte del llamado bando nacional. Tamayo trajo al Bellas Artes el mejor teatro que se hacía en Europa y  con eso y con la difusión por el mundo de la antología de la zarzuela, que gustaba mucho a Franco, la censura mostraba hacía él indiscutible tolerancia. Me confesó que él se atenía a los censores el dia del estreno y que, incluso ese dia,  no era imposible llegar a acuerdos con ellos.

De Gustavo Pérez Puig recuerdo su despedida del Teatro Español, ingeniosa, brillante, valiente al dar la bienvenida a Mario Gas. Vino a decir más o menos que era un relevo normal y político. Y que cuando su amigo Adolfo Suárez alcanzó la presidencia del gobierno le llamó y le pregunto qué quieres, pídemelo. Y Perez Puig contestó que quería la dirección del Teatro Español. ¨Mi nombramiento fue político, como político es el de mi sucesor Mario Gas¨´.

De Gustavo Pérez Puig, con quien nunca fui compasivo en mis críticas, guardo buenos recursos. Su recuperación del absurdo de Miguel Mihura en el 53 con Tres sombreros de copa. En otro aspecto, su encuentro con Sastre en las calles de Donosti, una noche en la que él y su mujer Mara Recatero acababan de ganar cinco millones de pesetas en el Casino de Biarritz. Camino del hotel, Reina Cristina se encontraron con Alfonso y Eva Forest  a quienes mostró  una bolsa de mano llevaba aquel dineral. ¨´Estás loco, pueden robarte¨´ le advirtió Alfonso Sastre. A lo cual Gustavo respondió. ¨Aquí pueden pegarme un tiro en la nuca tus amigos de ETA, pero no creo vayan a robarme¨. Siempre mantuvo el  fervor por su amigo, Alfonso Sastre de quien estrenó Escuadra hacia la muerte. Ambos acompañaron la soledad de Jardiel Poncela en sus últimos dias y, como Alfonso, estaba convencido de que sin Jardiel no podía entenderse el teatro español de la segunda mitad del siglo XX. Guardo un recuerdo divertidísimo de Gustavo cuando me invitó a presentar un libro sobre Buero Vallejo, de cuyo teatro siempre fue portaestandarte. Se  preguntarán ustedes porqué he invitado a mi casa, al Teatro Español que dirijo, a Javier Villán. Es muy sencillo. Porque será la única ocasión que, al tratarse de Buero Vallejo,  no me ponga a mí a parir.¨ Y don Antonio no tuvo más remedio que sonreir.

 

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