Lenguaje taurino en la vida cotidiana
Dedico este breve artículo a los
animalistas, en especial a aquellos que se duelen de la crueldad de la lidia
del toro mientras comen chuletillas de
cordero lechal y chuletones de buey. Oí en la radio el otro día que se está
tramitando una ley para que en los mataderos de animales la muerte sea, además
de eficaz, limpia e indolora. Defiendo
la licitud de las corridas de toros, como fuente de lenguaje cotidiano
abundantemente nutrido de términos y giros taurófilos. He aquí algunos.
“Miura”.- Persona violenta y
agresiva. De la divisa de miura era el toro que mató al Espartero, llamado
Perdigón, y el que mató a Manolete, este
de nombre Islero. “le dije que se callara y se puso como un miura”
“Estar para el arrastre”- Estar
cansado o con mala salud; alude al toro muerto arrastrado al desholladero por
las mulillas
“De Puerta Grande”. Asunto o empresa resuelto con éxito. Por la
puerta grande de una plaza sale a hombros un matador cuando ha triunfado. El
colombiano Cesar Rincón abrió la Puerta Grande de las VENTAS cuatro corridas
consecutivas, tres en San Isisidro, creo recordat, y una en la Feria de Otoño cosa que nunca había ocurrido. Se aceptan rectificaciones. En memoria yo publiqué el libro
“Cesar Rincón, de Madrid al cielo” (Espasa Calpe)
“Hasta el rabo todo es toro”.
Quiere decir que mientas un asunto no está resuelto del todo y en todos sus
detalles, no puede darse por concluso.
“A toro pasado”, resuelto un
asunto, pasado el toro, todo parece fácil y sin peligro. Todo el mundo conoce
las soluciones.
“Ponerse el mundo por montera”.
Vencer todas las dificultades, no arredrarse ante nada ni ningún peligro.
“dar la puntilla”. Apuntillar al
toro ya postrado en el suelo con un cuchillo llamado puntilla. Liquidar un asunto, engorroso o no, de forma abrupta. Al apuntillador también se le llama cachetero
“Parar, mandar y templar”.
Dominar y conducir la embestida del animal. En la vida cotidiana, controlar la
situación. Puede añadirse la expresión taurinísima “cargar la suerte”. O sea,
recrearse.
“Las cornadas del hambre”.
Antiguamente los toreros eran de extracción social modesta, con el toreo
escapaban de hambre. Hoy salen de las
Escuelas Taurinas. La frase, “más cornadas da el hambre” se atribuye al Espartero que paradójicamente murió corneado
por el toro Perdigón.
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