Juan Carlos; gracias por los servicios
prestados. (Este texto, ya publicado, lo reproduzco a instancias de algunos lectores)
El lenguaje de tuit es
obligadamente sintético, reducido y con frecuencia engañoso. El inteligente y
erudito Alfonso Ussía y quien esto escribe nos hemos enzarzado hace poco
en un rifirrafe sobre el Borbón Emérito que, según Alfonso recurrente y terco, “me” dio la
libertad. Como nunca he tenido trato directo con el Borbón, supongo que Alfonso
se refiere no sólo a mí, sino a mi generación que es la misma de Alfonso.
Vayamos por partes. De ser eso cierto,
la libertad la trajo Franco que nos la había quitado, Franco el
golpista genocida, del cual Juan Carlos fue heredero a título de Rey.
Juan Carlos de Borbón es
un ser trágico. Su trayectoria empieza de niño con aquel infortunado accidente
de la pistola que mató a su hermano y concluye con la traición a su padre, don
Juan, verdadero depositario de la Monarquía española de. Don Juan Carlos
es, pues, el heredero del dictador.Y, dicho sea de paso, él no trajo la libertad, sino los españoles;
entre ellos los comunistas, que nos envainamos las ganas de revancha y le fuimos leales. Sus asuntos de faldas no
nos incumben, aunque algún chantaje, como el de Aghata Lys por unos
vídeos acusadores, hayamos tenido que pagar los españoles. Solo atañen a la Reina
Sofía, sufriente y silenciosa víctima de sus devaneos. Además de reina,
una señora alabada por todos. Pero
Franco odiaba a don Juan al que consideraba la antiEspaña y amigo de
comunistas. Con don Juan Carlos,
también tragaron los falangistas de Franco, aquellos que cantaban en tiempos:
“no queremos reyes idiotas que no sepan gobernar; queremos el estado
sindical”.
Don Juan Carlos de Borbón
fue, pues, a todos efectos, el sucesor
de Franco, que con él como sucesor,
anulaba los derechos de su padre y de
paso bloqueaba la legitimidad posible de
la III República. Ahora, refugiado entre la morería, va a ser investigado por
evasión de capitales a Suiza o algo así, por las comisiones del Ave, si
existieron; por las Torres de Kío y otros asuntos. Anda en pleitos
también, me parece, con la bella Corina, una cortesana en el sentido
lato y estricto de la palabra. Si no hay
corrupción por medio, nada debe temer el Emérito; damos por cierto que
España es un Estado de derecho en el que todos somos iguales ante la ley. Lo
mismo un rey que un chapero de la esquina de Recoletos/Almirante, si
siguen existiendo que seguramente, no Y que tenemos un Parlamento producto de
una democracia en la que cabemos todos; desde la derecha extrema de Vox hasta
los comunistas asilvestrados y melancólicos. Que se le investigue,
simplemente. ¿Quién teme que se investigue al Emérito?
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