jueves, 22 de agosto de 2013

CRÍTICA LIBERAL PARA TAURINOS ILUSTRAD0S. Bilbao. CC GG. (IV)

Un toro de cama no es un  toro lujurioso o seductor que quieran llevarse al huerto todas las vacas de la dehesa. Un toro de cama es un toro de hule, de cloroformo, que puede meter al torero en la enfermería en el momento menos pensado. Eso fue el primer Jandilla que quería destrozarle la cara, otra vez, a Juan José Padilla. Era como si quisiera recordarle a este hombre, machacado por las cornadas, que lo suyo sigue siendo el toro duro, el toro con un hacha  en cada pitón buscándole los rios de su sangre torera;  un toro homicida, como suelen salir de vez encuando los toros con genio agresivo de esta ganadería. De la misma forma, un toro con guasa no es un toro chistoso, sino un toro con peligro taimado y escondido: vienen a ser lo mismo. La guasa, en el segundo Jandilla, poderoso y bravo, la puso el palco presidencial de Vista Alegre, o sea Matías en exclusiva, que aparte de ser el mejor presidente de todas las Españas, es también el más presidencialista:  poder absoluto. Van a ponerlo a parir por no darle la segunda oreja a Fandiño, la de la Puerta Grande, y puedo decirlo ahora que son las 20,30 cuando todavía no ha salido ninguna crónica; o eso creo.
Matías González sigue teniendo la Llave de Oro de las puertas grandes, como los flamencos tienen la Llave de Oro del cante, simbolo de la pureza y la tradición. Actualmente creo que esta  Llave mítica la posee Fosforito, de por vida, y una vez muerto  hasta que el Jurado Supremo encuentre otro fenómeno digno de guardarla. Matías González denegó la segunda oreja, cosa que no hizo el otro dia con el Juli, equiparando así el  despojo a Enrique Ponce con el expolio a Fandiño.  Ya sabía yo que lo  del Juli y lo de Ponce iba a traer cola y consecuencias.  ¿Dónde estaba colocada  ayer la espada de Fandiño, argumento supremo que suele apuntalar la autoridad del presidente? No lo sé con exactitud; pero mejor, sin duda, que el bajonazo de Juan del Alamo, que entró en Bilbao con fuerza gracias a su torero castellano y, a veces, de filigrana. Mas conviene recordar que, para la segunda oreja, el juicio inapelable del palco debe atender a la perfección de la faena y no sólo a la colocación de la espada. Fandiño es la pasión torera en estado puro, los resabios de torero maltratado durante tanto tiempo, soberbio y orgulloso. Lo cual, a veces, le quita rimo a la muleta, lo acelera y distorsiona. Umbral decía que se escribe desde el rencor; Fandiño torea desde el resentimiento. Y desde la idea de que nadie puede quitarle ya el puesto que merece y al que aspira. Estos toreros, cuando estallan, son como un tornado: imparables. Quizá por ese lado de la celeridad de la faena, que también oscureció, en algunos momentos, el toreo clásico de Juan del Alamo, haya que  entender la polémica decisión del mejor presidente de todas las Españas.

Morante de la Puebla estuvo en Bilbao, pero no se vistió de luces por estar herido. Morante se parece cada vez más a Camarón: cante jondo de lo más dramático y verdadero. Es el torero de Fernando Arrabal y de Diego Bardón, pero no corre el peligro de convertirse en una torero Pánico, como el teatro arrabalesco; para torero Pánico yo creo que está más cerca Padilla. El jerezano es torero de Villalón, de los Siete Niños de Ecija; y eso está alejado de Fernando Arrabal que, como Antonio Gala, ama el toreo puro y el cante profundo. Una vez a Arrabal, en un hotel de Sevilla, lo ví cerrar un periódico por la página de toros cuando descubrió en ella impudorosos términos taurinos. Dijo sin disimular el mal humor y apartando irritado la tostada y el café: "El lenguaje taurino es sagrado".  Y los toros son sagrados; y el flamenco y el teatro. Pero el enguaje es una moneda falsificada que de mano en mano va sin que nadie se la quede. Pues eso 

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