miércoles, 21 de agosto de 2013

CRÍTICA LIBERAL PARA TAURINOS ILUSTRADOS. Bilbao (III).

 A Enrique Ponce la mala espada le quitó un trofeo y acaso dos; peor fue lo de Jiménez Fortes que perdió la oreja y la sangre: espectacular cogida, al parecer  sin destrozos demasiado graves. Hay que dar la cara siempre, en el ruedo y en la vida. O, por lo menos, no perderle la cara al toro. Y Jiménez Fortes, que había dado la cara toda la tarde, volvió la espalda en un remate de faena seria y cabal. Y el Alcurrucén, con instinto de depredador,  lo cazó A Miguel Angel Perera el Alcurrucén le destrozo el pie derecho con un pisotón  de elefante. Y siguió en la trinchera con el estoque entre los dientes. No confiaba mucho yo en Miguel Angel Perera en sus inicios; pero lo de ayer es para modificar viejos prejuicios: modificados quedan. Lo de ayer en Vista Alegre tuvo el sello de la emoción y de la técnica, sin lo cual no hay arte ni toreo que valga. La corrida de Alcurrucén, imponente de de  trapío, puñales en vez de cuernos. No diré que fue una corrida interesante porque los críticos acostumbramos a decit eso cuando no sabemos que decir de unos toros o de una faena. Fue corrida para lidiadores sabios como Ponce; para toreros de ambición  y valor como Jiménez Fortes y Miguel Angel Perera.
 A Perera, en tiempos, llegué a llamarlo "torerito juncal". Lo de juncal pase; pero lo de torerito queda desterrado de mi vocabulario taurino por siempre jamás amén.  Me lo decía Santiago Martín en Salamanca un dia: "parece mentira que, precisamente tú, no veas a este torero. Es de tu cuerda y no lo ves." Visto queda, querido Santiago Martín, alias El Viti y torero grande. Perera durará en esto más que mis crónicas ya en el ocaso.
Y a todo esto Enrique Ponce volando alto, alto, alto... pero con los pies muy firmes en la arena. Plenitud de la sabiduría,  plenitud del magisterio. ¿Qué es un maestro, o una maestra?. En el pueblo lo teníamos muy claro; doña Gloria la maestra era la que lo sabía todo y todo nos lo enseñaba; las cuatro reglas, la historia de España, el catecismo y la historia sagrada. Ponce empieza a ser un catecismo y su historia es sagrada después de 24 años de alternativa. Es una pena que José Tomás esté casi fuera de esto, como yo de la crónica taurima; porque sería el momento de ese mano a mano soñado para acabar con la falacia de tantos manos a manos apañados. Si José Tomás ha visto la feria de Ponce en Bilbao, a estas horas debe estar reconcomiéndose y a mordiscos con su amor propio; a ese,  estará dicieno, me lo devoro yo en un pis pas: mañana mismo un mano en La Ventas. Quizá no sea tan fácil; el Ponce de estos dos dias se me antoja inalcanzable; ni por José Tomás mi por Joselito el Gallo. A ver que nos depara la suerte. Por mi parte, marchando ese mano a mano

Yo no sé qué es un maestro en toros. Mas pudiera ser lo que está siendo Ponce en estos dias: una historia sagrada con un legado que transmitir. Tampoco he derrochado yo entusiasmos con el valenciano  y ha sido el torero  que más disgustos me ha dado; no por él, que siempre encajó las críticas con suprema elegancia,  sino por sus seguidores  y por afamados críticos que hace años lo veneraban como a Dios. Mi suegra, poncista hasta la médula, me tenía frito y si no acabó con mi matrimonio es porque más que a Ponce quiere a su hija. Tengo un cuadro de Celedonio Perellón, el mejor natural que Ponce dará nunca, y  que Gaby lo secuestró nada más entrar en casa. Se lo prometí a Ponce y a Paloma Cuevas en una cena del Valle Inclán,  cuando ya Gaby no pudiera apreciarlo. Hoy mi suegra  no está para secuestrar nada, perdida en la desmemoria. Pero el cuadro de Perellon, el natural inefable de Ponce, sigue colgando en su casa.  Y cuando lo mira, Gaby parpadea de forma extraña. Como hubiera hecho ayer de poder ver las dos faenas de Ponce.

 

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