martes, 20 de agosto de 2013

Diario de Javier Villán.
Agosto 2013. Dia 20 martes

LENGUAJE E IDEOLOGIA.

Leo, releo mejor dicho,  en el libro de Víctor Klemperer  "La lengua del III Reich": "Su verdadero logro (el de la retórica nazi) en que Goebles es un maestro insuperable, consiste en mezclar sin escrúpulos los elementos estilísticos más heterogéneos". Klemperer era judio y filólogo, casado con aria, lo que no le ahorró humillaciones, pero le salvó de la deportación a los campos  de la muerte.
No es este libro una lectura de verano. En verano vuelvo a la novela  negra, al cine negro, al Western. En policiaco, lo de siempre, Hadley Chase, Hammet, Chandler toda la tribu salvaje de sus herederos. Por azar  cae en mis manos un texto de Roderic Jefreis, "La prueba nº 13", de una colección vieja que editaba la revista Tiempo y financiaba el güisqui Long John. Leo en la página 77: "Habría sido como contemplar una corrida de toros. El toro bravo e inicialmente batallador, se derrengaba lentamente y su cabeza se humillaba y quedaba lista para la estocada final, el momento de la verdad. El matador se entregaría al golpe de la muete y Jerk caería en la arena manchada de sangre". Ni novelista ni traductor parecen dominar la precisión del lenguae taurino; pero vale como ejemplo de cómo el lenguaje de la corrida pregna todos los ámbitos de la vida. Decía pues que  no hay lenguaje inocente; como no hay tampoco  titular inocente en un  periódico y que, con frecuencia, el pensamiento se transmite más en un titular de primera que en un editorial.
Hablaba dias atrás de la degradación del lenguaje taurino que obedece más a un planteamiento y visión de la Fiesta,  que a un defecto estilístico o una insuficiencia expresiva. Y hoy, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, vuelvo al lenguaje de Castilla que "face a sus hombres y los desface". Vengo de por allí, de oxigenarme el alma y el cuerpo con las palabras y los soles de la Tierra de Campos. Cuando vivía don dámaso Alonso me decía "tráigame í ristras de palabras olvidadas, las llevaré a la Academia". Y le traía ristras de palabras que nunca llevó a la Academi, pero que atesoraba. He aquí unas  cuantas: humero, poyata, corito, rodea, hornacha, arambol.....El idioma es la única patria verdadera, la palabra aprendida de niño, que permanece grabada siempre  en el pensamiento. No hay palabra inocente, ni siquiera la que aprendimos a los pechos que nos amamantaban. Todo el nazismo estaba  en su lenguaje, toda su brutalidad está configurada por una sintaxis, una gramática, los  superlativos, la adjetivación desmesurada; "Mein Kampf" no es solo una abominación política, es un vocabulario infernal que, inevitablemente, desemboca en Auswicht y en Dachau, Treblinka o los progromos y el exterminio de judíos. De ahí la preocupación, mutatis mutandis y sin ánimo de comparar ni ofender, que algunos tienen por la degradación del lenguaje de los toros asimilado al futbol. En un Twitter del otro dia, Ignacio Sanchez decía: "soy de toros , no quiero saber nada de fútbol". Cuando alguien habla de toros con lenguaje de fútbol, es porque piensa en el balón:  redondo o cuadrado.

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