domingo, 30 de marzo de 2014

EVOCACION DE AGUSTIN DE ROJAS EN FAVOR DE LOS CÓMICOS

Hay libros canónicos que uno debiera tener siempre a mano. Por ejemplo, en teatro, El viaje entretenido, de  Agustín de Rojas Villaldrando,  que se anticipa en siglos a  Viaje a ninguna parte, gran éxito reciente en el teatro Valle Inclán con base en la memorable película de Fernando Fernan Gómez. Para el doctor Villamor su libro canónico de toros es la biografía de Belmonte, de López Chaves, periodista que se labró la fama con este libro modélico y romántico  que todos  hemos tomado como base del belmontismo. López Chaves es mucho más que un Belmonte afortunado que, dicho sea de paso, de poco le hubiera servido en el exilio de  no haber escrito algunos otros como La vuelta a Europa en avión, La agonía de Francia, Un pequeño burgués en la Rusia Roja, A sangre y fuego; héroes y mártires de España etc, etc, etc....

El viaje entretenido es el fiel reflejo o, por lo menos aproximado, de la vida de los cómicos emparentada, por raiz y por naturaleza, con la novela picaresca. De ahí quizá la valoración de novela costumbrista, con que a menudo se pesenta  este viaje. Con todo, participa del estilo narrativo en parecida medida en que lo hace del diálogo y la expresión dramática. Es un libro complejo que narra las peripecias vitales de Rojas Villaldrando y sus fracasos como autor.  Perdura, por encima de su multiplicidad argumental, la clasificación  que hace de las distintas formas de interpretación y agrupaciones teatrales. Hay bululú, ñaque, gangarilla, cambaleo, garnacha, bojiganga, farándula y compañía. Todos cobran en especie y acaso algún ochavo o dinerillo, tras caminar a pie y a veces en carreta, de pueblo en pueblo, y apalabrar condiciones  con el cura y el alcalde, el sacristán y el barbero. Bululú es un hombre solo que hace varios personajes; ñaque son dos hombres que viven contentos, duermen desnudos y caminan vestidos; gangarilla es compañía más gruesa, cobran "a cuarto", pedazo de pan, huevo, sardina, vino y  otras zarandajas; cambaleo es una mujer que canta y cinco hombres que lloran, acaso de hambre, aunque suelen darles longaniza, berza y olla de vaca y de carnero y pan, que la mujer reparte y tasa. Garnacha son seis hombres, un muchacho y una mujer  y suelen tener  repertorio muy surtido. Bojiganga se parece a garnacha, un poco más numerosa y cobran en disgustos y son más hombres que la garnacha  y respecto a la Farándula, se disminuye  en hambres, por ser género de menor jerarquía y menos gente. Por encima de la Farándula está  la Compañía que es la cumbre, pues son casi treinta personas que comen, aunque no todas representen , y llevan cincuenta comedias y un pesado y voluminoso equipaje.

Este fue el pasado,  que seguramete nuestros ediles y munícipes y mandamases de la cultura desconoce; y eso sin entrar en el significado de Cómicos de la Legua, ni la negación del sagrado para su enterramiento u otras minucias. Mejor no darles pistas. Pero ni  el futuro ni el presente tienen por qué ser así, como lo describe Agustín  de Rojas, y que es el estado al que quiseran vernos condenados nuestros ministros y políticos de pelaje vario. Por eso, por ser símbolo de progreso y aprovechamiento, celebro el éxito  de  La Casa de Bernarda Alba en el Español, que es como si en Irina Kourbeskaya, en Hugo Pérez  y toda la tribu de Tribueñe se viesen coronados todos los cómicos y comediantes que viven de lo alternativo y malviven en las salas pequeñas. La Bernarda  de Tribueñe es García Lorca pasado  por Vajtangov. Una Bernarda con aire de Semana Santa en ocasiones y con aromaty2, muy escondido, de Chejov. Tiene felicísimos hallazsos visuales e ideológicos como el simbolismo de Angustias cargada con la cruz del calvario; la misma cruz con la que, a guisa de escopeta, Bernarda dispara contra  Pepe el Romano y su caballo. El círculo de autoridad se cerrará cuando ante el cadáver de Adela,  suicidada, Bernarda sentencie: silencio todas, me hija ha muerto virgen. Tribueñe en el Español es como una conquista de clase.
 
 

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