lunes, 3 de marzo de 2014

RECUERDO DE MIRALLES EN EL MUÑOZ SECA Y TEATRO NECESARIO

Saludo a Enrique Cornejo que ha organizado en el teatro Muñoz Seca,  a la memoria del festivo y con frecuencia genial, Alberto Miralles, un homenaje. Antes, los habituales sobresaltos iniciales del desayuno: Ucrania la guerra que pudo ser evitable y ya no lo es. Recuerdo de Javier Espinosa y compañeros mártires, por asociación. Luego, otro sobresalto: se han dado los Oscar de Cine. No es mi negociado, que es el del impecable  y sabio Luis Martínez, pero me alarman por razones colaterales; se comerán mucho  espacio y achicarán ámbito de teatro, como lo achica Arco y otros eventos.  O por los toros, que ahora protesto pero antes, cuando hacía las dos críticas en el Mundo -corridas y estrenos teatrales- no protestaba. Los jefes de Cultura tienen que hacer milagros. Y no es que yo me queje del tratamiento del teatro,  pues los colegas de otros periódicos se quejan más. Y nos culpa de las secciones de Cultura; puede ser una bicoca ser un mandamás de Deportes, pero serlo de cultura, no. El Mundo  organiza con el Cultural el Premio Valle Inclan, que ya empieza a moverse, y es como el Oscar español del teatro. El otro dia vieron a Casimiro García Abadillo en el María Gerrero aplaudiendo a Mayorga. Y como Mayorga es jurado del Premio Valle, que ganó hace unos años, le tengo dicho que convenza a Casimiro de que hay que dejarse la piel con la Farándula y que lo lleve de teatros por Madrid, cuando el director del Mundo tenga tiempo. Porque,  sin pensamiento crítico en teatro, esta sociedad se va al carajo.

Así que saludo a  la Sgae y a Enrique Cornejo y a todos los especialistas que van a hacer la exégesis de tan significativo autor como Miralles esta tarde en el Muñoz Seca. Cornejo siempre está detras de las buenas causas; y el recuerdo de Alberto Miralles lo es. Saludo en especial a María José Rague, colega en el Mundo y en Artez,  y aficionada a los toros a la que prometí hace tiempo llevarla a La Maestranza,  una tarde de Romero o de Morante, y no lo he cumplido. Pienso si se nos volverá a presentar  ocasión "estos Favio, ay dolor, que ves ahora campos de soledad mustio collado fueron en tiempo Itálica famosa...". Alberto fue buen amigo, el rayo que no cesa, siempre con algún agravio que esgrimir y no sin razón; pero lo hacía con tal humor que los agravios concluían en una juerga dialéctica. Casi nunca lo citaban en las reseñas, pero el lo negaba y decía, por ejemplo, "siempre me citan en todos los periódicos; ahí donde dicen "entre otros", ahí estoy yo". Cuando el Marat Sade, de Marsillach, Miralles tuvo importantísimo papel organizando y dirigiendo el coro de los locos; luego las cosas se torcieron con Marsillach. No sé si fue culpa del temperamento caliente de Miralles o de la capacidad poliédrica, ubícua y antagónica de Marsillach.

Uno de los artículos que fue motivo de escándalo y bandera de rebelión entre los cómicos, aludía a un célebre crítico empeñado en desprestigiarle, se titulaba No pasaremos por el Haro. Más allá de cuestiones personales de agraviado y agraviador, que siempre son muy relativas, Alberto Miralles  planteaba aspectos de dramaturgia y relaciones del teatro con la sociedad.

Este nos es un blog de teatro, pero porcuro que tenga enjundia teatral. Así que saludo también a Manuel Seda y Eduardo Velasco por El encuentro en el Español, que acabará yendo a otra sala de más perduración y teniendo, quizá, más entidad escénica que política, a pesar de los confalonieros, Suárez y Carrillo. Y saludo a Vallery Tellechea  y la feroz diatriba antinazi de la Duras,  que revela a Vallery como una actriz de infinitas posibilidades, mucho más que una promesa. Escrito está que nunca me pasará inadvertido -en periódico, revista o blog- nada, o casi nada,  que merezca la pena. Y esta semana, bien nutrida, e interrupta por un  viaje a Valencia donde los Machacos me entregrán el Premio Macrodídimo a las Mejores Crónicas Taurinas, tengo pensado ver   lo de Carlos Be en la Pensión de las Pulgas y La casa de Bernarda Alba  (Irina Kourbeskaya-Hugo Pérez) en el Español. Con  Javier Ortiz, de El sol de York, por donde hac tiempo que no voy, tengo que llegar a un acuerdo. Y con Pétalo de Sal,  y la mejor historia que nunca ocurrió o volverá a ocurrir, también.  Primero porque el teatro que hace me interesa, y segundo porque su perfil  de tuiter, Pétalo de Sal,  me parece el nombre más  fascinante de toda la red.    

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