lunes, 10 de marzo de 2014

EL RETRATO MALDITO DE DORIAN Y CARLOS BE

La calle Huertas era antes la calle de Pueblo, el periódico de Emilio Romero y los Sindicatos Verticales. Luego, fue la calle de una parte de la movida y hoy es la calle de La pensión de las Pulgas, teatro rompedor,  y de Leon Felipe, el poeta zamorano del éxodo y el llanto. Camino de La pensión, vas pisando los versos de León Felipe, escritos en el suelo.

 El otro dia ví Dorian, un texto magistral de Carlos Be, que supera al de Oscar Wilde, que, dicho sea de paso, nunca me suscitó entusiasmos a excepción de La balada de la cárcel de Reading: "sabed que todo hombre mata lo que más ama; los valientes con la espada, los cobardes con un beso". Puede que ahí esté el mejor Oscar Wilde; y puede que de ahí se nutra este Dorian de Carlos Be. Aquí hay crímenes, traiciones, deslealtades. Y el retrato maldito, la mejor obra de un pintor tan maldito como el modelo; y un borratajo destructor sobre el cuadro, la palabra asesino que en su rostro lleva inscrito el bello Dorian: la belleza maldita, la inocencia  criminal. Hay mucho Wilde, creo yo, pero hay también mucho Carlos Be: la belleza como elemento de poder. Cambia el escenario itinerante de La pensión de las Pulgas, y siempre Dorian, Basil, Henry, Sibil... amenazados por la hermosura  maldita.  Wilde, en el fondo era un moralista como queda claro en la lectura que Henry hace de sus teorías : un moralista y un plasta, circunstancias que obvia con inteligencia Carlos Be.

Luego está la interpretración; papeles de  mujer, encarnados por hombres que es inevitable descubrir, aunque la papela del espectáculo los oculte para no romper la sorpresa. No se trata de travestismo o del afeminamiento de una mujer. Se trata de verdaderas mujeres en un cuerpo de hombre felizmente transustanciado. Es difícil superar ese riesgo y Francisco Dávila, Daniel González y Javier Prieto manejan todos los resortes de la sofisticación femenina, pero sin amaneramientos. Cuando aparecen en papeles de hombre, sin rastros de la anterior feminidad, se aprecia más su mérito, se ve su calidad de actores. Excelente reparto con Jorge Cabrera en el pintor enamorado de Dorian, el inocente, malvado y maldito Dorian ( Carlos López).  Alfonso Torregrosa es Henry, un ser dúplice, un teórico de la belleza, el comercio y el amor. Dúplice, reversible e inquietante. Todos los personajes de esta historia negrísima tienen una vida desdoblada en varias. Y Carlos Be tiene la inteligencia escénica de atrapar al espectador, inmediato y próximo, con un thriller apasionante.

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